BOÑAR DONDE MÁS CORRE EL AGUA

En el empeño de las personas se inician algunos eventos que parecen increíbles de hilar, coser y que no se rompan con el tiempo. Más aún que estén tan de moda que la atemporalidad aumente la pretensión de los participantes por asistir a ellos. Pudiera ser este el caso de Pablo, cuando hace cinco años tuvo la idea de coronar el Pico Cueto a la luz de la luna, eso si esta tuviera el antojo de asomarse, que por si no fuera el caso ataviados con sus frontales les bastaría, lo demás está bien para adjetivar, cosa que en ocasiones no sobra. Aquella primera edición no estuvo mal, pero tampoco todo lo bien que él esperaba en cuanto a participantes, colaboradores y voluntarios, así que se desentendió de próximas ediciones y todo quedó en un acogedor grupo de diez personas, corredores habituales, andarines de los montes y caminos de Boñar, que no era poco (hoy ya son alrededor de treinta). Para la primera edición consiguieron el apoyo de una empresa de eventos deportiv